Por Marcelo Ernesto Tovar Zanella
El sueño de todo hombre o mujer es encontrar a
su pareja ideal, una persona con los mismos gustos y aficiones, con metas
similares, quizás con una profesión interesante; pero realmente pocos lo
consiguen plenamente como Gaby y Juan.
Quien acuda a
la estética Marianne quizá desconozca la historia que existe detrás, en donde
sus dos protagonistas han entretejido esa historia a través de una profesión en
común que les ha permitido compartir una vida
Gaby y Juan
se conocieron en 2007 durante un evento en Guadalajara, para ellos recordar
aquel día es como volver a vivir las emociones que sintieron al conocerse. Juan
que en aquel momento era técnico de Bella, tenía ya 7 años trabajando en el
tema de la belleza; conoció a Gaby cuando ella tomaba un curso de corte y color
y desde ese primer momento como si Cupido estuviera detrás, se dio el flechazo.
Gaby quien tenía menos tiempo en el mundo de la belleza, había estudiado en
Colima y trabaja en Valles en un Spa, mismo que le permitió acudir a un curso
donde finalmente se encontraría a Juan.
A ambos les
parece cómico recordar su historia pues los detalles de su encuentro son algo
peculiares, Juan asegura, “creo que desde
que me dio el flechazo pensé en todo, porque mi familia que también se dedica a
esta profesión tenía una vacante en nuestro negocio en Mazatlán y creo que ahí
pensé que seria la opción perfecta para ue estuviéramos juntos, porque yo ya
estaba arreglando todo con mis papas y aun no le había consultado a Gaby.
Ella no se
preocupo tanto por la omisión pues parecía interesarle la oferta de estar a
lado de Juan, “yo quería seguir
aprendiendo, toda la familia de Juan se dedicaban a los mismo y me pareció
interesante. Acepte irme y así fue como creció la familia”, aunque Gaby
confiesa que al principio tuvo sus dudas,
“al principio yo pensé que el era Gay, por la profesión que tenia pero después
me desengañe y creo que me gusto mas, aunque la verdad es que yo lo impacte a
el”.
Con maletas
hechas Juan decide renunciar a su trabajo como técnico de Bella y junto a Gaby
se van un año a Mazatlán, en donde viven un largo año que consolida mas su
amor. La familia de Juan los recibió, de los 7 integrantes solo 6 se dedicaban
a trabajar con la belleza, por lo que
para el era el sueño esperado sobre todo porque siempre había querido casarse
con una dama que también compartiera su profesión. Gaby quien se había metido
de lleno a trabajar con Uñas, pensó en que seria buena idea trasladarse a
Ciudad Valles y emprender su negocio ahí, pues había mas opciones de
crecimiento.
Continuando
con el sueño llegan a Ciudad Valles en donde la clave de su inspiración aparece
para iluminar sus vidas, Marianela, su hija y fruto de su amor. Y así con una
responsabilidad mas decidieron emprender su propio negocio, al principio las
cosas no fueron fáciles y mas por que Marianela requería de toda su atención,
Gaby comenta, “hay alguien que es parte
de esta fórmula de éxito, es mi mama, porque sin ella no podría haber comenzado
a trabajar; es una mama de 10”.
Su profesionalismo, la atención y un poco de
magia les permitió colocarse entre los estilistas predilectos, Juan quien tiene
ya 10 años trabajando considera que es muy importante la atención, “soy perfeccionista, me gusta que la gente
se sienta cómoda por eso siempre trato que todo en la estética este en orden y
sobre todo saber separar entre la casa y el trabajo”.
Trabajar con el color y el corte, terminar un
trabajo y que los clientes queden satisfechos y conformes; es parte de
resultado que siempre buscan, para Gaby darles confianza y respeto es lo ideal,
“siempre que se hace un trabajo la gente
viene con la idea de lo que quiere, pero no siempre el color que piden va de
acuerdo con su piel o el corte con la forma de su cara o el tipo de su pelo;
pero aquí estamos nosotros para orientar y sugerir y al final hacer un trabajo
que deje satisfecho al cliente”.
Ser padres de familia, ser esposos, colegas y
además socios, no es sencillo pero han sabido separar la casa del trabajo, la
formula ha sido el dejar los problemas en casa para poder llegar a brindar un
buen servicio, aunque ambos son de carácter muy fuete, se saben sobrellevar,
ella es la relajada y el es el perfeccionista, pero cuando se ama, no se hace
por sus virtudes si no pesar de los defectos.
De ahí que sueñan con hacer crecer su negocio,
construir su casa y seguir estado juntos, no es su fórmula de éxito el hecho de
que compartieran una profesión, o de que ahora tienen una pequeña hija, es que
Gaby y Juan son la pareja ideal, hechos el uno para el otro.