miércoles, 19 de enero de 2011

El patriarca del huapango




Primera parte
Por Marcelo Ernesto Tovar Zanella

Hablar de 60 años de trayectoria en el arte del huapango se dice fácil, son pocos los privilegiados que han logrado trascender en el difícil mundo de la música tradicional que hoy como nunca antes se debate a duelo con las nuevas notas musicales de las generaciones actuales.

Para Don Román Araujo “El pariente mayor”, llegar a sus 87 años de vida es un privilegio pues con su talento ha tocado muchas vidas y corazones con la alegría de la música del huapango.

El inicio entre oficios, sueños y silbidos

Don Román haciendo gala de su buena memoria recuerda su vida de niño en un México posrevolucionario en donde las oportunidades eran muy pocas y solo para unos cuantos, donde los sueños eran el único escape a la realidad. Recuerda que “desde muy chamaco me gusto el ambiente musical, a mi me gustaba cantar pero sobre todo silbar; esa era mi música”.

Poco a poco la música crecía en su interior y sin temor al ridículo era invitado a cantar en aquellos bailes que organizaban en las comunas, “la verdad no me daba pena, me invitaban a cantar y yo iba; hasta que me compraron una armónica y junto a Juan Mendieta que tocaba una lata hacíamos bailar a todos los chamacos”.

La precaria situación económica de la época no daba para estudiar y cualquier trabajo era bien aceptado, Don Román Araujo no sabia leer ni escribir sin embargo era joven y fuerte, “trabaje de leñero, carbonero, carrillero, cargador; había que entrarle a todo. Una ocasión la hice de albañil hasta llegué a trabajar como ayudante de mi compadre el Negro Marcelino”. Recuerda haber pasado por las grandes empresas del ayer, “trabaje en Fibracel en la carga de madera y en el ingenio me toco chapolear lo que ahora es la colonia Ignacio García Téllez”. Así fue como entre un oficio y otro, cantando aquí y allá Román Araujo fue avanzando poco a poco hasta su próximo encuentro con la música.

Empeza el sueño, el primer violín

Habiendo tenido que trabajar muy duro, cada día sentía más el llamado del arte de la música, “no había mucho dinero y la verdad nunca ha habido, he vivido modestamente. Mi primer violín me fue fiado en 16 pesos, de los de aquel entonces, como decía mi compadre el Negro; todo un dineral”.

Con instrumento en mano se integró a Marcelino Tovar “El Negro”, Manuel Escobar y Gabino Reyes con quienes comenzó a estudiar música en una casa por el rumbo de la Obrera, “no podíamos ni afinar un instrumento, pero le echamos ganas y así poco apoco éramos lo que amenizábamos los convivíos, los eventos y todo gracias a que Manuel Escobar conocía de música, el fue el que nos enseño”.

De ahí en adelante el acenso fue paulatino, “mi compadre el Negro agarro otro rumbo, yo me quede aquí en la ciudad… me pegué con Santiago Mendieta echando guitarra y comenzamos en las rancherías tocando en fiestas”. No obstante a veces guardo el violín y la guitarra para regresar a sus oficios, “a veces tenia que hacer chambitas y pues ni modo había que dejar el violín por que ahí me ganaba mas rápido el billete”.
 
El ascenso a la fama

Sus dotes en el violín lo catapultaron de inmediato y fue así como formo sus primeros duetos y tríos, “empecé tocando en duetos, tríos, en donde conocí a José Reyes, Nicolás Martínez; impulse el Trío Los Parientes, Los caporales en donde toque con Pepe Navarro y Chencho Martines; también trabaje con el hijo de el Negro, Marcelino Tovar Herrera, con el estuve varios años en su Trío Los Huastecos; de el recuerdo que grabamos varias poleas y me las hizo disco”.

Su música era del gusto de chicos y grandes, en bodas y entierros, el fin era degustar del son huasteco y de las notas de su violín, "a veces nos querían para una boda y teníamos que llegar antes pa´ tocarles a las cocineras y a la gente que llegaba antes. Al siguiente día recibíamos a los novios y los encaminábamos hasta exaltar con polcas, valses y huapangos. Luego no parábamos de tocar y así nos echábamos todo el festejo hasta otro día que seguían con la tornaboda, eran muchos días de fiesta pero pus así es la costumbre”.

1 comentario:

  1. Todas las cosas que ha de tener Don Roman por contar!! :) Excelente articulo, espero la segunda parte...

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