Ultima parte
Por Marcelo Ernesto Tovar Zanella
La fama es efímera y para Don Román Araujo no fue el centro de su mundo, pese a que muchos artistas se pierden con ella. Los huapangeros son presas fáciles del vicio y las tentaciones pero para este ídolo huasteco su creencia en dios y el apoyo de su familia fueron pilares que lo ayudaron a alejarse de problemas.
Entre la familia y su sueño
Un huapangero no conoce de cumpleaños, festejos, navidades ni años nuevos; pues mientras alguien requiera de la música del huapango, el artista deberá acudir a su llamado. Sin embargo Don Román reconoce “gracias a mi familia que siempre me ha apoyado, hubo un tiempo en que me colgué de la botella, caí en el vicio al que todos estamos expuestos pero gracias a mi Dio y a la virgencita que mi familia me ayudo, ellos son los que me cuidan”.
De diez hijos que procreó, le sobreviven nueve, “mis hijos y mis hijas son los que me a tienden y me cuidan, ellos son lo mejor que puedo tener, A veces me dicen apa´ no salga, apa´ que va ha hacer en la calle pero toda mi vida ha sido así andar en la tanoleada y si estoy en la casa me siento mal, no estoy a gusto. Mi vida es estar afuera en la música.”
Trabajar ha sido su pasión y el violín su fiel compañero. Agradece a su familia por comprender que su trabajo muchas veces lo aleja del hogar, “me han llevado hasta Puerto Vallarta en Jalisco, a Villahermosa en Tabasco es lo mas lejos que he ido; pero también he recorrido todo Nuevo León y Tamaulipas en ferias, festivales o en fiestas de particulares. A veces uno no esta en fechas importantes, a veces uno se va ha trabajar y no se entera que un amigo, un familiar o un compañero se nos adelanto en el camino”.
En ocasiones el alegre son del huapango se torna gris pues el ciclo de la vida se cumple y algunos ídolos del huapango como el deben retornar con el creador, “se han ido muchos mi compadre el Negro, Heliodoro Copado, Pepe Navarro pero allá están todos esperándonos para recibirnos con un huapango”.
El ídolo, su presente y el futuro
Reconocido, ovacionado y muchas veces homenajeado, Don Román ha cosechado el éxito de una trayectoria de 6 décadas; pero como el mismo comenta no se trata de dinero si no del agradecimiento de la gente “empecé tocando en bodas aquí en la ciudad y en rancherías; me acuerdo que cuando recién empecé toque en la boda de unos jóvenes y hace poco me llamaron para que tocara en su celebración de 50 años, eso me dio muchos gusto saber aun seguían juntos por que ahora los matrimonios no duran tanto”.
Sin lugar a duda su trabajo le ha traído muchas satisfacciones “he tocando en bodas de los hijos de de matrimonios a los que yo les toque hace muchos años”. Don Román ve con buenos ojos que los jóvenes se interesen por preservar la música del huapango y mas aun si se trata de jóvenes que en su sangre llevan el talento heredado de los grandes, “toque con el Negro Marcelino, luego toque con su retoño el profe Marcelino y ahora también con su nieto Uriel Tovar y mira ya donde voy”.
No obstante aun cuando hay interés de los jóvenes por participar en el arte del huapango, se carece de espacios donde puedan desarrollar su talento, “no hay lugares donde los muchachos que van empezando puedan exponer su música. Los hoteleros y restauranteros nos deberían de ocupar para que tengan música en sus negocios, por que la huasteca no es lo mismo sin nuestra música además donde hay huapango hay alegría”.
Los reconocimientos seguirán llegando, los homenajes se seguirán acumulando pero el cuerpo también acumulara sus años, “yo me siento muy bien ahí donde me ven yo camino, yo salgo solo a la calle con mi violín y eso si cuando cruzo una calle me fijo bien que no venga carro, cuando me bajo del autobús me agarro bien para no caerme, yo aun puedo hacer muchas cosas solas y mientras mi Dios y la virgencita me presten vida yo seguiré tocando y dando alegría con mi son”.
Se ganó el mote de “El Pariente Mayor” por el trío que lo llevo a la fama, como el quedan pocos en el huapango, de aquella generación de músicos que hicieron de esta el estandarte de esta tierra huasteca. Por eso hoy en dia Don Roman Araujo es “El Patriarca del Huapango”.