lunes, 15 de noviembre de 2010

El otro corredor: La Bajadita



Por Marcelo Ernesto Tovar Zanella

Después de la polémica desatada por el financiamiento del Corredor Ecoturístico Bicentenario, finalmente ha comenzado su construcción y si todo marcha como a lo proyectado el próximo año los vallenses podrán disfrutar de un espacio de sana diversión y esparcimiento.

Pero justo a una cuadra de la famosa y polémica tortuga, existe otro corredor que si bien no es turístico y ni con motivos bicentenarios tiene ya años funcionando como otro espacio mas de “diversión” para algunos vallenses. Se trata de la zona conocida como “La Bajadita”, un espacio que comprende la Av. Pedro Antonio Santos entre calle Escontría y Matamoros, donde se ubican casas de huéspedes, bares, cantinas y centros nocturnos donde cualquiera que lo visite puede encontrar por una cantidad monetaria un poco de afecto y “cariño”.

Esta zona ha operado durante muchos años, a tan solo una cuadra de la presidencia municipal, forma parte del primer cuadro de nuestra ciudad y en mas recientes fechas ha aumentado su influencia pues sus servicios ya se ofrecen a manera de sucursal en el Jardín Hidalgo desde las 9 de la mañana hasta altas horas de la madrugada.

Aquí quien busca encuentra, pues hay para todos los gustos y bolsillos, pues desde 100, 200 hasta 500 pesos se puede disfrutar de una sesión de caricias, besos y de mas apapachos e incluso si se arriesga el cliente puede obtener una buena sesión de sexo.

La historia de esta y muchas otras zonas de tolerancia son casi tan antiguas como la misma ciudad. A principios de los años 70´s, cerca de La Bajadita funcionaban casas de citas en la zona conocida como Barrio Los Filtros, una de los sectores mas antiguos de la ciudad y en donde el oficio mas viejo del mundo, la prostitución se ofrecía con mayor seguridad; pues cuentan los vecinos que las chicas eran traídas de ciudades como Guadalajara, vestían con ropas elegantes y todas sin excepción contaban con un certificado de salud, que avalaba que estaban libres de cualquier enfermedad o infección conocida hasta ese entonces.

En la actualidad mucho se ha comentado sobre la proliferación de VIH y otras infecciones de trasmisión sexual en esa zona, pero de acuerdo a información de la Jurisdicción Sanitaria V, han logrado aunque no con mucho éxito, reunir grupos de riesgo para revisar periódicamente su estado de salud y prevenir la proliferación de ITS, aunque la negativa de algunas y algunos así como el miedo a ser evidenciados no ha permitido que se tenga un control sobre esa zona, representando un foco rojo en materia de salud sexual.

Y que decir de la imagen que ofrecen del primer cuadro de esta ciudad, pues desde muy temprana hora trabajadoras sexuales operan sin que autoridad alguna se los impida en el Jardín Hidalgo ante la mirada atónita de los curiosos.

Administraciones pasadas manifestaron su interés de crear una zona de tolerancia, que se ubicara fuera del perímetro central de la ciudad, en donde este tipo de establecimientos pudieran operar. Inclusive se planeaban destinar la actual zona de La Bajadita, para establecimientos familiares y recreativos pues se pretendía transformar por completo la imagen del lugar y constituir un destino turístico dentro de la zona centro, con parques, áreas verdes, canchas deportivas y un andador sobre la rivera del río que ahora se conoce como Corredor Bicentenario.

Sin embargo, en la actual administración no se ha presentado proyecto alguno para limpiar la imagen de lo que será la entrada al tan mencionado corredor. Actualmente operan algunas cantinas que han sido protagonistas de riñas entre personas alcoholizadas lo que representa además un riesgo en materia de seguridad para los paseantes.

No ha habido mano que quiera entrarle a este corredor, quizá por miedo, por evitar la polémica o el enfrentamiento con los trabajadores y trabajadoras de este sector. Si bien La Bajadita, como muchos dicen, ya forma parte del anecdotario de esta cuidad no es quizá una de las historias dignas de presumirse.

Las actividades que ahí de desarrollan, quizás espantan a mas de alguno; pero para como están las cosas es una opción de sustento para muchos y muchas. Lejos de criticar lo que hacen, la propuesta es reubicarles a una zona en donde puedan desarrollar su trabajo y no tenerlos ahí como anfitriones de los turistas, que cada vez son menos, que visitan esta ciudad.

Y mientras a unas cuadras se construye un andador muy visionario y en este sector se siguen vendiendo medias horas, horas completas o las que usted alcance a comprar de caricias, amor y otros servicios.

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