Por Marcelo Ernesto Tovar Zanella
“La escuela
no está siendo un espacio de integración social ni de formación para el respeto
e inclusión de las diferencias”, Mario Luis Fuentes, Director del CEIDAS
Durante años las aulas de una escuela
representaron para los niños y niñas una segunda casa, un lugar seguro y
tranquilo donde podían desarrollarse como individuos. Sin embargo hoy en día
las aulas son casi tan inseguras como la calle. La violencia que se vive al interior
de los planteles educativos se ha transformado en un foco rojo de urgente
atención.
Las cifras revelan que más del 60% de los
estudiantes de nivel básico han sufrido algún tipo de agresión de parte de sus
compañeros, ejemplos como
insultos, discriminación, actitudes violentas, burlas o injurias, jalones de cabello, puñetazos y patadas; son conductas que
persisten y que repercuten seriamente en la conducta de los menores
violentados.
Este tipo de actos hostiles se encuentran
calificados dentro del fenómeno denominado bullying,
el cual es considerado como una agresión persistente o intencional que tiene
como finalidad lastimar de manera física, verbal y psicológica a la víctima del ataque. El bullying constituye un comportamiento
agresivo e intencional que implica un desequilibrio de poder o da fuerzas entre
estudiantes, las practicas incluyen golpear, empujar, burlar, insultar,
excluir, intimidar, hacer gestos que denoten intención de causar daño, acoso
sexual y en la actualidad el uso de las redes sociales para el envió de
mensajes agresivos.
Las principales causas de estas prácticas
violentas radican en la condición económica, las creencias religiosas, la
discapacidad, la pobreza, las diferencias de “clase” y las preferencias
sexuales.
En nuestro país en el pasado ciclo
escolar había 98 mil 575 escuelas de nivel primaria y en ellas estudiaban 14
millones 815 mil 735 niños y niñas; contábamos con 34 mil 380 planteles de
nivel secundaria (contabilizando las modalidades técnica, indígena, general y telesecundaria)
en donde estudiaban 6 millones 153 mil 495 alumnos.
Las agresiones físicas ocupan el primer
lugar como un tipo de violencia, pues el 69% de las y los niños de primaria las
han recibido, en secundaria se ubica en el 50.5%; en cuanto a los géneros, son
los niños principales víctimas de la violencia física durante la escuela
primaria, pues el 66.1% de los menores ha recibido este tipo de actitudes
violentas, comparado con el nivel secundaria en donde es el 55.4% de las niñas
las que han sufrido las agresiones.
Desde patadas, jalones de pelo y
puñetazos reciben las y los estudiantes; en donde el mayor índice prevalencia
de este tipo de agresiones, es en los niños.
La violencia psicológica o verbal
representa el segundo tipo de violencia con mayor prevalencia y quizás aquí sea
el de mayor atención. Pues si bien una agresión física puede doler, una del
tipo verbal puede golpear hasta el alma y causar un daño a futuro quizás
irreparable.
La costumbre de imponer apodos basados en
una mofa de las características físicas o condiciones sociales de un individuo,
es una práctica común que en muchas de las veces lejos del juego y la broma se
tornan en conflicto y lastres internos con los que la persona debe de lidiar,
muchas de las veces para el resto de su vida.
La niña de la que te burlas por estar gorda,
podría padecer de un desorden alimenticio severo; el niño al que agredes y
empujas, podría ser víctima de violencia intrafamiliar; al niño tímido al que
señalas de marica, podría siendo abusado sexualmente por alguien cercano. NO +
Violencia en las Aulas
Las niñas, debido a la segregación que se
tiene entre géneros y al marcado machismo de nuestra cultura, representan las
principales víctimas de este tipo de violencia, en donde un 24.7% de las
estudiantes de nivel secundaria son objeto de burla solo por el simple hecho de
ser diferentes, el 24.1% son agredidas por su manera de hablar o caminar, el
22.8% reciben acoso físico y un 20.9% por la manera de vestir.
La cultura del mexicano influye mucho en el
recrudecimiento de la discriminación como violencia escolar, pues tan solo el
58% de los estudiantes de primaria considera que la mujer debe dedicarse a las
labores del hogar. En el nivel de escuela secundaria sorprendentemente y pese a
que poco a poco avanza la cultura de la igualdad y equidad de género, el 71% de
las estudiantes considera que el hombre es que tiene la responsabilidad de
aportar el dinero para el hogar.
Construir una sociedad basada en la cultura de
la paz y la convivencia solidaria entre las personas se ha transformado en uno
de los principales retos del país, que solo podrá alcanzarse en la medida que
se logre erradicar violencia que se ejerce desde la niñez.
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