lunes, 20 de diciembre de 2010

Vivir un Centenario


Por Marcelo Ernesto Tovar Zanella

Pocos son los privilegiados que llegan a vivir 100 años, en los que han sido testigos fieles del cambio de la historia y el entorno, pero también son pocas las personas que como don Franco Izaguirre Nájera cumplen un siglo de vida plena y satisfactoria.

Nacido un 17 de Diciembre de 1910, don Franco llegó a un México totalmente distinto al que hoy conocemos, su infancia se desarrollo en medio de un levantamiento armado que también tuvo algunos episodios en la Huasteca Potosina pues relata “…cuando tenia 4 años de edad en 1914 en Valles había combates y conflictos, y aunque había escuelas los maestros tenían miedo de salir y por eso nadie iba…yo por eso no aprendí a leer”.

Aunque su cuerpo parece frágil y sus movimientos los realiza con menor destreza que cuando joven, su entereza y lucidez no permiten delatar que tras esos ojos azules se esconde toda una vida, todo un centenario de experiencias y vivencias.

Su memoria es muy fresca pues recuerda muchos detalles de su vida, por lo que al ponerse reflexivo se le viene a la mente un triste 16 de septiembre cuando la ciudad amaneció inundada por una tromba de agua que tapo la estación de los ferrocarriles y llego hasta la presidencia municipal.

Incluso recuerda haber presenciado un eclipse solar en 1933, “… esa tarde el sol se oscureció después de la 1 pm y se vieron las estrellas y la luna… fue algo maravilloso, los animales se pusieron inquietos, los gallos cantaron, los perros ladraban, las palomas se arremolinaban en los árboles”.

En su mente resuenan los nombres de los presidentes municipales que llego a conocer cuando joven como Ángel Ocejo Velarde, David González y Francisco Purata Herrera.

Durante mas de 47 se ha dedicado al comercio lograrndo sacar sus hijos adelante
Trabajo durante 17 años como mecánico de Automóviles de Valles SA de CV, en donde recuerda muy bien cuando el gerente lo mando llamar a el y a sus compañeros con mayor antigüedad para informarles que los dueños Enrique Menchaca y Miguel Alguerna habían enviado un escrito, “… los dueños querían que nos fuéramos y dieron instrucciones al gerente para que buscara la manera de hacernos renunciar pues por nuestra antigüedad podíamos ocasionales algún asunto sindical en contra de la compañía…”, relata que en ese momento los sindicatos y conciliación y arbitraje estaban en formación, cosa que nada gustaba a los entonces dueños.

Sin haber estudiado una profesión, decidió incursionar en el comercio por lo que durante 14 años mantuvo su tiendita en las calles de 16 de Septiembre y Juan Sarabia para después en 1967 trasladar abarrotes “Mi Changarro” a su ubicación actual en la esquina de Ponciano Arriaga y 16 de Septiembre en donde ha permanecido los últimos 43 años.

Y gracias a que supo trabajar en el oficio logro sacar a su familia adelante, “aprendí a sumar, restar, dividir y multiplicar en una escuela particular…tuve 5 hijos, uno falleció de muy joven pero al resto les di todo para que hoy sean hombre y mujeres de bien, uno es doctor, otro es químico y dos son maestras”.

Su esposa Rosa María Barra Flores se adelanto en el camino hace apenas 4 meses y aunque aun extraña su presencia se siente agradecido con la vida y con dios por todo lo que le otorgo a su lado.

A sus 100 años de vida, no padece ninguna enfermedad crónica, no tiene diabetes o hipertensión, jamás ha fumado y aunque con una risa picara reconoce haber probado la cerveza con mucho orgullo reconoce no tener ningún vicio a pesar de que muchas veces estuvo tentado, “conocía gente que se inyectaba substancias, que fumaban y tomaban y siempre me invitaban pero yo siempre les dije que no… yo andaba entre el lodo pero jamás me embarre”.

Su buena salud se la atribuye a la alimentación que en aquel entonces era más natural y libre de químicos, “la gente comía legumbres, palmito, verdolagas, chochas y quelites, la carne era fresca y comían todo lo que criaban en sus patios como pollos y puercos… por eso se mantenía la gente”.

Reconoce que el mundo esta muy cambiado, “antes no había tanto mal como ahora, las calles eran muy tranquilas y las personas también, los jóvenes eran mas respetuosos con sus padres, en verdad los querían…había unidad en la familia”, pero no pierde la fe pues cree firmemente en que las cosas pueden mejorar.

Su mensaje para las nuevas generaciones es que se alejen de los vicios y que se acerquen mas a su familia pues ahí encontraran refugio y solución a sus problemas.

Don Franco espera celebrar en compañía de sus hijos sus 100 años de vida y con una gran sonrisa dice “verdad que estoy muy bien de mente… si yo no estoy tan viejo solo he acumulado algunos años y si dios me lo permite acumular unos cuantos mas”.

Finalmente quiso terminar diciendo, “hay que vivir esta vida lo mejor que nos sea posible por que solo estamos de pasada, así que a vivirla”.

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