sábado, 10 de julio de 2010

SIDA - es blanco o es negro Parte II


Estos factores básicos y elementales garantizan que tu vida tenga un sentido positivo.

ué reacciones emocionales tendré que enfrentar y superar?
Tendrás que saber identificar las diferentes reacciones emocionales y aprender a controlarlas. Así te sentirás mejor. A continuación veremos las más comunes que hemos sobrellevado y por eso te daremos sugerencias útiles para que puedas tolerar esos momentos y superarlos.

    La negación
    La depresión y el pesar
    El duelo
    La sensación de falta de control
    La ansiedad, el miedo a la discriminación
    La necesidad de apartarse de otros y aislarse
    El mal humor y la irritación
    El sentimiento de culpa
    Los problemas con la actitud ante la actividad sexual

La negación
Muchos simplemente hemos rechazado nuestra situación actual y lo expresamos de distintas formas.
A lo mejor sentís algún tipo de alivio si rechazás pensamientos, sentimientos y preocupaciones sobre esta nueva situación en tu vida. Quizás tu intención sea "borrar" de tu mente todo pensamiento referente a la enfermedad. Algunos hasta han sido convencidos por teorías de que el virus no existe y cosas así.
Muchos de nosotros, aprendimos con el tiempo, que hacer eso impide que encuentres un futuro enriquecido. Que negar la realidad solo te perjudica, porque no aceptarla no te va a curar.
Es probable que no quieras creer que esto es cierto. Pensarás o que "alguien se equivocó" o "los análisis se traspapelaron y el resultado es de otra persona", o "que esto no puede ser cierto", o que algún día alguien te va a llamar diciendo "mire, hubo un lamentable error...".
Otros han pensado: "Esto no puede estar pasándome a mí" o "pero si yo me cuidé siempre", o "yo no entiendo, me descuidé con una chica una sola vez y mirá lo que me pasó, y Cacho se droga tanto que a veces ni sabe donde está parado y no tiene nada", o "pero si yo me siento bien, no me duele nada, no tengo los ganglios inflamados, y mirá hasta las heridas se me cicatrizan bien" o "a mi edad, tengo 62, esto no puede ser".
Lo cierto es que todos buscamos explicaciones del "por qué" me pasó esto.

Lo que podemos sugerirte:


  • Buscá informarte sobre el VIH y sobre la vida de otras personas VIH+.

  • Aceptá tu nueva situación. Ya no hay nada que puedas hacer por cambiar el pasado. Y mucho por hacer para enfrentar la enfermedad.

  • Aceptá el diagnóstico y aprendé a enfrentar la situación. Esto hará más llevadera tu situación. Te va a permitir luchar por nuevas metas en tu vida. Recordá que otra actitud solo te daña a vos mismo y a muchas veces a los que te rodean.

La ansiedad, el miedo a la discriminación negativa
A algunos nos genera gran ansiedad el que exista la posibilidad que alguien nos "mire raro", nos "descubra" o nos rechace. También el qué dirán.

Es normal que temamos sentirnos rechazados y sentirnos segregados del resto de la sociedad. que temamos sentirnos rechazados y sentirnos segregados del resto de la sociedad.

Es de esperar que sientas:

* Algo de pánico.
* Una ansiedad insoportable.
* Una tensión insoportable, que no te deja pensar.
* Que ya no hay más futuro.
* Que has perdido la esperanza.
* Miedo al rechazo.
* Miedo a que te abandonen.
* Miedo a quedarte solo o sola.
Algunas reflexiones:
Aceptá que estás padeciendo una infección, tenés un virus que puede enfermarte.
Aceptá que en algunas cosas tu vida puede limitarse, pero que vale la pena vivirla.
Aceptá que todos vamos a morir, ser VIH positivo es saberlo de otra manera y que por primera vez te enfrentás a la idea de tu propia muerte.
Reconocé que aún tenés muchas cosas por hacer. La vida sigue y todavía hay mucho por delante.
Identificá que es lo que te provoca más ansiedad y tratá de resolverlo, no huyas de esta situación.
Conversá con otros que conozcan del tema o padezcan de lo mismo. Así vas a ver que tus preocupaciones pueden desaparecer con algo de esfuerzo.
No permitas que los prejuicios sobre la enfermedad te dominen o afecten.
No te evadas.
Pensá en asistir a sesiones de grupos de ayuda ofrecidas por especialistas.
Aprendé alguna técnica de relajación o autocontrol.
El mal humor y la irritación
Como no esperabas estar enfermo, al recibir el diagnóstico y al evaluar lo que éste significa para con tu futuro y toda tu vida, puede que te pongas de mal humor. Contra vos mismo y contra los demás.
Puede que te pongas molesto, agresivo, irritable, ignores recomendaciones médicas y hagas cosas no habituales, irritando, molestando y hasta dañando a otros. A veces a los que más te quieren.

Lo que podemos sugerirte:

Aprendé a pensar en esto solo lo necesario.
Buscá cambiar tus sentimientos y sensaciones negativas en acciones constructivas para vos o para con los que te rodean.
Conversá con otras personas. Los grupos de ayuda son eficaces para esto.
Buscá hablar con alguien que te quiera y esté dispuesto a escucharte, expresá todo lo que sentís. Hablá sobre todos tus sentimientos, tu angustia y pesar, si no lo hacés abiertamente podés llegar a la depresión.
Canalizá tu violencia. Hacé acciones que te "descarguen" y que no resulten dañinas o perjudiciales para vos o para alguien (tirar piedras al agua, gritar en un lugar privado, o lo que se te ocurra y que sirva).
Evitá acumular el mal humor o la irritación. No esperes a «no dar mas» para buscar la ayuda.
Los demás no tienen la culpa de lo que te pasa. Tal vez ni vos mismo la tengas. Pero nadie gana nada con una actitud irritable de tu parte.

El sentimiento de culpa
Es cierto que de vez en cuando es bueno y necesario reflexionar con lo que hemos hecho en nuestra vida, y a que hemos llegado o a que nos ha llevado. Pero debemos aprender a manejar las reacciones ante el diagnóstico.
Es probable que al saber de qué estás enfermo empieces a enjuiciar lo que has hecho con tu vida. Dependiendo del origen del contagio comienzan los reproches propios.
Aparecen los "por que habré..." y los "si yo hubiera...". Pero en la gran mayoría de los casos es analizando principalmente tu vida sexual hasta el momento. Por cultura social, formación religiosa y el "que dirán" tanto la infidelidad, la inestabilidad o descontrol en lo sexual y la homosexualidad son asuntos que muchas veces se manejan a escondidas.
Y aunque lo hiciste porque querías, puede que ahora vos mismo las juzgues como conductas reprobables, que hacen que te sientas culpable, que tengas vergüenza y tal vez disminuido ante vos mismo y los demás. Saber que existe la posibilidad de ser incluido en uno de "estos grupos" por la opinión de otros, y el pensar que podés estar causando un daño irreparable a tus seres queridos, pueden ser fuentes del sentimiento o sensación de culpa.

Lo que podemos sugerirte:

Analizá tu vida y reorganizá algunas cosas.
El sentimiento de culpa no controlado puede llegar a ser autodestructivo y solo sirve para limitarte.
Entendé que no se trata de abandonarlo todo, sino de ajustarse a una nueva realidad.
¿Habré contagiado a alguien? También puede que te sientas culpable por la posibilidad de haber infectado a alguien antes de saber que eras VIH positivo.
La posibilidad de haber infectado a alguien antes de conocer el diagnóstico no debe ser fuente de culpa, angustia y dolor. No lo hiciste a propósito.
Te va a ayudar informarle a tus parejas sexuales por lo que estás pasando y darles la oportunidad de que se hagan las pruebas. Si es que se han contagiado, el tener un diagnóstico precoz les posibilitará una atención apropiada a tiempo.
No te juzgues duramente por tus conductas pasadas. Preocupáte más por juzgar la importancia que tiene tu vida y tu actitud hacia ella de ahora en adelante. Lo hecho, hecho está y nada se puede cambiar.
 

La sensación de falta de control
Es muy probable que sientas que todo se escapó de tus manos. Que creas que ya no podés hacer nada. Puede que sientas una total falta de control por tu situación.

Lo que podés hacer:

Aprendé a convivir con el VIH, cuando lo hagas vas a ver que quién se lo propone logra mantener un papel activo en la vida.
Aceptá que haya cosas que no podés controlar es positivo.
Reconocé que si se quiere, existen soluciones para los problemas.
Reconocé que de tu voluntad dependerá el poder vivir una vida mejor y con satisfacciones.
Reconocé que tenés el poder de decidir si tu vida va a ser una espera de la muerte o si va a ser vida.
Conocé la vida de otros que son VIH+. Te será útil, verás que muchos llevan una vida normal y desde hace muchos años.

La necesidad de apartarte de otros o aislarte
Debido a que la infección VIH y el SIDA siguen siendo enfermedades de estigmas y prejuicios, "mal vistas", y mal valoradas por muchos, apartarse de la gente es una reacción frecuente, diríamos casi normal.

Puede que busques aislarte porque:

Creés en algunos de los prejuicios que existen alrededor del VIH y SIDA.
Creés que podes contagiar "de alguna manera" a los que te rodean.
Pensás que así les evitás preocupaciones a tus seres queridos.
Inventás cualquier motivo para ello, porque «necesitas estar solo».
Lo que podemos sugerirte:
Si tenés miedo "a contagiar a los demás", informáte.
Buscá ayuda de parte de los profesionales de la salud y psicólogos. Ellos te escucharán y ayudarán a terminar con esos temores.
Confía en tus amigos y familiares.
No guardes secretos para con los que te quieren. Esto solo puede aumentar tu dolor.
Recordá que las personas que realmente te quieren te aceptan tal y como sos.
Si te aislás durante mucho tiempo de tus seres queridos solo vas a conseguir sentirte muy mal y harás que ellos también sufran a tu lado.
Tomáte un tiempo. Con el tiempo vas a sentir la solidaridad de otros ante situaciones difíciles.
Asistí a sesiones de grupos de ayuda y compartí tus inquietudes. Verás como otros sobrellevaron este problema.
Vas a ver que el tiempo y lo que pase a partir de ahora te convencerán de lo falso de tu posición.

La depresión y el pesar
La depresión es uno de los males más extendidos de estas últimas décadas. En algunos casos muy serios lleva hasta al suicidio. La situación por la que estamos pasando a algunos nos ha hecho creer que "tenemos el derecho de estar deprimidos".
Es natural sentir pesar por el futuro que tenemos que enfrentar, a la lucha diaria se agregó esta lucha contra la enfermedad.

La depresión y el pesar pueden llevarte a que:

Pierdas el sueño.
Pierdas el apetito.
Pierdas la autoestima.
Pierdas y el placer en las actividades cotidianas.
Niegues el diagnóstico y abandones tu cuidado o tratamiento.
Sientas la necesidad incontrolable de llorar todo el tiempo.
Sientas que perdiste tu poder de disfrutar de la vida.
Te sientas de mal humor.
Te sientas muy triste, con gran pesar y angustia "allí muy adentro".

El duelo
Es casi normal que imaginemos que nos vamos a morir dentro de poco. Muchos de nosotros nos hemos "visto" muertos inmediatamente después de recibir el diagnóstico.

El duelo puede llevarte a que:

Llegues a demostrar conductas de despedida o duelo.
Des la impresión de que te "estás despidiendo de todos". "Dejes" o "repartas" tus cosas a los demás.
Hables mas de lo debido de "cuando no esté", "cuando me muera" o "cuando me haya ido".
Los pensamientos alrededor de la muerte sean suicidas.
Es cierto, nos enfrentamos mas de cerca con la muerte, pero prestarle más atención de la debida durante mucho tiempo imposibilita o afecta tu "habilidad para funcionar". Bajo ninguna circunstancia te lo permitas.


Lo que podemos sugerirte:

Aceptá que tu enfermedad es biológicamente crónica. Pero no hagas crónica tu depresión, eso solo sirve para que te dañes sin necesidad.
Aceptá que tu enfermedad puede llevarte a la muerte, pero si te esforzás y te cuidás podés enfrentar la situación y vencerla.
Aprendé a "dejar salir tus emociones".
Asistí a reuniones de grupos de ayuda. Casi todos hemos tenido que luchar contra estas sensaciones y sentimientos. De seguro recibirás ayuda.
Evitá el abuso del alcohol. Sólo te deprime más y te daña físicamente.
Evitá sentirte lástima, o al menos más de la necesaria.
Llorá todo lo que necesites. Llorar es una vía natural para canalizar la tristeza profunda.
No te menoscabes, ni invalides como ser humano, ni dejes que otros lo hagan.
Pensá en hacer cosas positivas. Dedicáte a actividades que te estimulen.

Tené en cuenta que:

Está en vós sentirte bien.
Está en vos tener la debida y necesaria autoestima.
Está en vos mismo el hacer tu vida mejor ajustándote a tu situación actual.
Está en vos aceptar y asumir tu nueva situación y plantearte metas posibles.

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