Por Marcelo Ernesto Tovar Zanella
Existe una batalla de dos guerreros que se ha perpetuado en el tiempo y que quizás tenga fin hasta que uno de los dos s de por vencido. Por un lado se encuentra la sociedad y su crecimiento desmedido invadiendo cuanto encuentra; del otro extremo la naturaleza que siempre ha estado ahí, quita y callada solo esperando el momento oportuno para reclamar su lugar en este mundo.
Ciudad Valles construida a lo largo de quien quizás ha sido uno de sus peores verdugos, se ha extendido por años en la rivera del río Valles. Considerado por muchos como un bello espectáculo su malecón con vista al río ha cautivado a propios y extraños, ha sido durante años el centro de atención de muchas familias. Pero a unos cuantos metros el 19 de septiembre de 1994, Eligio Quintanilla González, alcalde del municipio, inauguró un parque que se transformo en el espacio de esparcimiento familiar por excelencia en la ciudad, se trata del Parque “Luís Donaldo Colosio”, un lugar donde cientos de familias por mas de 16 años han acudido diariamente a aprecia la rivera del río Valles que bañada por los rayos dorados del sol cada mañana ofrece una postal para el recuerdo.
La vieja tortuga ha sabido resisitir el embate del Rio Valles |
Fiel acompañante de este parque el apacigüe caudal del río durante casi todo el año es un bello espectáculo que la naturaleza nos da, pero a partir del mes de junio y durante los siguientes cuatro meses se transforma en un feroz ogro que arrasa con lo que encuentra a su paso. Como sucedió en la inundación de 2004, durante una fuerte tromba que comenzó la noche del 6 de Junio en el que daño parte del alumbrado eléctrico y de los juegos infantiles del parque.
O que decir de 2008, año en que rebaso su escala critica de los 5.50m ubicándose casi por encima de los 8 y del que todos recuerdan pues represento una de las peores inundaciones de las que se tenga registro en a historia reciente de la ciudad. Ese trágico 9 de Julio el fuerte caudal arranco de tajo el puente peatonal ubicado sobre le puente y se llevo con el barandales e incluso la placa conmemorativa de su inauguración. De las estructuras metálicas que una vez funcionaron como juegos infantiles no quedo mucho, solo sus bases de concreto que se aferraron firmemente al suelo.
Y justo cuando se planea la construcción de un corredor Turístico llamado Bicentenario, une fuerte inundación que provoco que el caudal del río Valles permaneciera fuera de su habitual cauce solo dejo estela de destrucción en la rivera del río. Por sus costados solos e aprecian árboles caídos y zonas donde la vegetación no sobrevivió a la fuerte crecida, donde antes era el estacionamiento hoy solo se aprecian cantidades impresionantes de rocas y sedimentos que deposito la corriente. Sobre el puente basura, troncos, ramas y nuevamente los barandales brillan por su ausencia pues fueron arrastrados por la fuerza de la naturaleza.
A los costados del puente aun se guardan vestigios de la destrucción causada en 2008, las vigas de los barandales que ese año desaparecieron con la corriente aun están ahí. Y quizás solo un testigo ha podido resultar airoso dentro de la feroz demostración de fuerza que la naturaleza nos da, una estructura de concreto de color verde a la que todos conocen como “La Tortuga ” construida por la administración de Jorge Terán Juárez; y que quizás sea de las únicas estructuras del parque que han podido resistir el embate de la corriente.
Muchos funcionarios dicen ya estar acostumbrados, comentan que es algo que pasa todos los años, pero con el flamante proyecto que han exhibido en recintos como la Feria Nacional de la Huasteca Potosina hasta su ubicación actual en “La Casa de Piedra”, la pregunta será ¿Podrá el Corredor Turístico Bicentenario resistir ante el embate de la fuerza de la naturaleza?
El proyecto a simple vista es llamativo, ambicioso y quizás necesario ante la falta de espacios en la ciudad para el esparcimiento juvenil y familiar. Pero que va ha pasar cuando una vez mas se cumpla la leyenda huasteca que habla de esa gran serpiente de agua que devorará la ciudad, que sucederá cuando la naturaleza reclame con fuerza su espacio y nuevamente el parque quede anegado; y sus estructuras débiles y desgastadas se dobleguen por un poder indomable e impredecible que jamás podremos controlar.
Las pregunta quedan en el aire, ¿Podrá la serpiente de agua darnos tregua? ¿Será acaso que algún día disfrutaremos de este parque en su esplendor? Solo el tiempo no dará las respuestas pues la naturaleza no avisa, simplemente llega.